miércoles, 11 de mayo de 2011

Diversidad


Entre café y galletas, en una conversación cotidiana, de esas que sabemos, no recordaremos jamás por su carencia de significado, fue cuando descubrí la extraña sensacíon que me provoca comprobar que existen personas diferentes a mi, es decir, ¿cómo puede no gustar el arte, la literatura, la música? ¿cómo puede no volver loco a otros estar recostada sobre el pasto mirando un cielo azul?
Amo la diversidad, y mi vida se basa en el nuevo paradigma de la inclusión a la diversidad. Pero no encuentro dentro de mi, poder de compresión, de razonamiento ante algunas situaciones.
¿Será quizás que es falta de ínteres? ¿Gente que no siente motivación de aprender, de disfrutar?
Mi mente vuela, mi pasión se desata ante la vida. Y si bien muchas veces a sido un martitio, siempre tuve ese deseo idiota y extravagante de disfrutarla al extremo, con la fuerte necesidad de no dejar pasar ningún cotidiano momento, un mate, un libro, el vuelo de una mariposa y hasta el sonido del agua.
Mi razón no comprende, no lo comprenderá, pero respeto la diversidad.

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